‘Ciudad clickbait’: retrato de la urbe ‘influencer’
Un nuevo ensayo estudia la implantación y el desarrollo de un modelo de metrópoli centrado en la atracción de vistantes. No son lugares sino para disfrutar de un viaje

“¿Quién viene ahora por aquí? Nadie. Todos pasan de largo. Estamos olvidados y atrasados. Lo que hay que hacer es cambiarlo todo y ponerse al día”. El discurso del personaje interpretado por Paco Martínez Soria en El turismo es un gran invento (1968) es el principal modelo económico español y, con la semántica rimbombante de las consultoras, está sobre la mesa de todos los ayuntamientos. Hay que montar movidas, monetizar el patrimonio. En la película, el alcalde quiere crear un centro turístico, sustituir la fonda por un parador, y el mercado, por una gran superficie. Atraer gente.
Ciudad clickbait retrata la implantación y desarrollo de este modelo centrado en la atracción de visitantes en el que el espacio urbano asimila el lenguaje dopamínico de internet. Las ciudades quieren ser la luz que atrae a las moscas que revolotean por el planeta. Uno de cada siete seres humanos realiza viajes internacionales. Hay que atraparlos. El éxito no tiene que ver con cuestiones como la cohesión, la calidad del empleo o el acceso a la vivienda, sino con los visitantes. No es una ciudad para vivir, sino para disfrutarla. El modelo hace pensar que una ciudad sólo puede tener éxito a través del reconocimiento exterior: la industria del gustar. Los habitantes no justifican la necesidad de nuevas dotaciones, sino que la inversión se explica por la atracción.
Con gran ironía, Vicent Molins describe la competición descarnada entre las ciudades por atraer la atención a través de la inversión en lo que sea. Puede ser un Museo Rodin en Tenerife, una carrera de fórmula 1 o la Navidad viguesa, a la que no tardaron en salir imitadores. Sevilla, Málaga, Valencia o Barcelona han reclamado la etiqueta del Silicon Valley europeo y todas las ciudades quieren ser capitales de algo. El libro recorre la gran cantidad de proyectos fallidos que podrían haberse dedicado a otras cosas.
Molins nos hace pensar en las consecuencias emocionales de acostumbrarnos a la necesidad de crear y recibir estímulos constantes. Sólo hay un problema mayor que estar dentro de esta carrera enloquecida que transforma las ciudades y expulsa a los vecinos: quedarse fuera. La sensación que deja el libro es que se puede moderar la dosis, pero no hay otro modelo alternativo. Ser una ciudad influencer, dice, es una técnica de supervivencia. Las administraciones públicas cedieron el poder al sector privado y ahora no pueden revertir la situación.

Ciudad clickbait
Barlin Libros
151 páginas
19,90 euros
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